La violencia en el hogar ha experimentado un desarrollo
espectacular en los últimos 20 años. La familia es el foco de violencia que más
se destaca en nuestra sociedad.
contrariamente a lo que se piensa, el hogar puede ser un
lugar de riesgo para las conductas violentas. Asistimos a una crisis moral
donde se han suprimido los factores inhibitorios que frenaban las conductas
violentas.
Las situaciones de cautiverio -y la familia es una
institución cerrada- constituyen un caldo de cultivo apropiado para las
agresiones repetidas y prolongadas. Las víctimas pueden sentirse incapaces de
escapar del control de los agresores al estar sujetas a ellos por la fuerza
física, la dependencia emociona, el aislamiento social o diversos vínculos
económicos, legales o sociales.
Hablamos de violencia física, sexual y psicológica,
manifestada esta última con una descalificación constante, humillaciones,
críticas, posturas y gestos amenazantes, control de las amistades, familia,
limitación del dinero, restricción de las salidas de la casa, etc., conductas
destructivas (objetos, animales, etc.)
La violencia doméstica es el reflejo de una situación de
abuso de poder en que la persona más fuerte y con más recursos, (en general el
hombre), trata de controlar a su pareja, a la que percibe como vulnerable e
indefensa y de desahogar en ella sus frustraciones diarias.
Si bien no existe un perfil único de mujeres maltratadas,
podemos encontrar varios rasgos que se repiten como:
1.
Sentimientos recurrentes de culpabilidad por
cualquier cosa
2.
Tendencia a la sumisión
3.
Creencias machistas acerca de la superioridad
del hombre
4.
Aceptación pasiva de los roles que la sociedad
machista reserva para la mujer.
5.
Valoración de la mujer en función del trabajo de
ama de casa
6.
Suposición de que el hombre debe ser el sostén
del hogar
7.
Suposición de que la mujer es más débil y
debería estar bajo la protección del hombre
8.
Suposición de que el hombre siempre sabe lo que
hay que hacer, de manera que se delegan las decisiones en él por más que éste
demuestre con su conducta que no tiene suficiente criterio para ello.
9.
Sentimiento de minusvalía con baja autoestima
10.
Dependencia emocional y/o económica
11.
Falta de confianza en sí misma
12.
Tendencia a callar lo que piensa
13.
Tendencia al aislamiento
14.
Herencia familiar donde el que mandaba era el
padre
15.
Sentimiento de no poder criar a sus hijos sola
¿Qué mantiene a la mujer en un hogar donde es víctima de violencia?
a.
sentir vergüenza de hacer pública en el medio
social una conducta tan degradante;
b.
creer que los hijos necesitan crecer y madurar
emocionalmente con la presencia ineludible de un padre y de una madre;
c.
tener la convicción de que la víctima no podría
sacar adelante a sus hijos por sí sola; d) considerar que la familia es un
valor absoluto en sí mismo y que, por tanto, debe mantenerse a toda costa;
d.
creer que la fuerza del amor lo puede todo y
que, si ella persevera en su conducta, conseguirá que el maltrato finalice;
e.
pensar que su pareja, que,en el fondo, es buena
persona y está enamorado de ella, cambiará con el tiempo; y
f.
estar firmemente convencida de que ella es
imprescindible para evitar que él caiga en el abismo (del alcohol,de los celos,
etcétera) (Brockner y Rubin,1985; Garrido, 2001; Salber y Taliaferro, 2000)
Un hombre irritado por su parte, puede descargar su ira en
otra persona, pero suele hacerlo sólo en aquella que percibe como más
vulnerable: una mujer, un niño o un anciano; y en un entorno _la familia_ en
que es más fácil ocultar lo ocurrido.
La conducta violenta en el hogar puede manifestarse de dos
formas:
1) como violencia impulsiva: se trata de una conducta
agresiva motivada por sentimientos de ira y que refleja dificultades en el
control de los impulsos en la expresión de los afectos. Es frecuente el
arrepentimiento espontáneo tras un arrebato impulsivo.
2) la violencia instrumental. en este caso, la conducta
agresiva es planificada, expresa un grado profundo de insatisfacción y no
genera sentimientos de culpa.
El maltratador siempre niega la violencia de sus actos y
busca un sinfín de justificaciones para explicar su agresión.
Uno de los motivos más importantes en el inicio de la
violencia es la manifestación de los celos, que lejos de ser una demostración
de afecto, es más bien una conducta de control obsesivo y sistemático sobre el
otro en la creencia que si no cela no ama.
El tema de los celos merece un capítulo aparte ya que en
nombre de ellos se han cometido los crímenes más aberrantes.
La mujer víctima debe saber que toda su estructura de
pensamiento la condiciona para forjar y mantener matrimonios abusivos,
violentos y maltratadores. La mayor resistencia a abandonar el hogar conyugal o
pedir ayuda no se debe sólo al miedo sino también y sobre todo a la creencia
errónea que el hombre va a cambiar mágicamente conmovido por las buenas
acciones de la esposa. Ésta no deja de anhelar que su marido por más que no
tenga ninguna autoridad moral para hacerlo, la valore y valore sus
esfuerzos,reconozca sus logros y sobre todo le dé el lugar que le corresponde
por haber hecho tanto por él y sus hijos.
Lamentablemente jamás conseguirán este reconocimiento de
estos hombres porque definitivamente no son los más calificados para juzgarlas.
Paradójicamente a lo que la mujer cree, una vez que se
separa, logra salir adelante con su familia, vivir más tranquila y suele
arrepentirse de no haberlo hecho antes.
La violencia en la pareja lejos de ser una señal de interés,
constituye más de una vez en la puerta de entradaal infierno; infierno del que
les costará salir cuanto más tiempo pase conviviendo en el maltrato.