jueves, 3 de julio de 2014

Trastornos de Conducta


Los trastornos de conducta son problemas de comportamiento que se asocian a trastornos emocionales. Se presentan en niños y adolescentes. Los problemas pueden involucrar comportamiento impulsivo o desafiante, consumo de drogas o actividad delictiva. Las causas se asocian son múltiple factores entre los que se encuentran el maltrato infantil, los conflictos familiares, anormalidades genéticas, educación deficiente, uso y abuso de drogas y alcohol.

El diagnóstico es más común entre varones aunque en los últimos años ha habido un crecimiento notable entre las niñas y adolescentes. La causa probable por la cual es tan frecuente este trastorno en los varones, sería soltarle la mano cuando aún no están listos para asumir solos las responsabilidades que se le asignan, como el estudio, andar solos por la calle, etc.



A esto debemos sumarle una educación donde se sobrevaloran las capacidades masculinas y se espera que los varones respondan como adultos responsables a edades tempranas. En cambio se les exige más a las niñas y adolescentes mujeres, con el resultado que éstas son mucho más responsables y presentan mejor conducta y rendimiento escolar que los varones. El niño o adolescente aún inmaduro adquiere una actitud desafiante, le cuesta respetar reglas y normas, no reconoce autoridad, se coloca en plano de igualdad con las figuras que detentan algún tipo de autoridad sobre ellos. No asumen responsabilidades ya que necesitan aún el control, guía y acompañamiento de sus padres. El trastorno de conducta se asocia con el trastorno de déficit de atención. Puede ser también un signo inicial de depresión o trastorno bipolar.

 Síntomas

 Los niños con trastorno de conducta tienden a ser impulsivos, difíciles de controlar y despreocupados por los sentimientos de los demás. Muestran una clara falta de límites, a menudo sus padres están ausentes o manifiestan incapacidad para controlar el comportamiento de sus hijos.

Los síntomas pueden abarcar: 

  • Romper las reglas sin una razón clara. 
  • Comportamiento cruel o agresivo hacia personas y animales (por ejemplo, intimidar, pelear, usar armas peligrosas, forzar la actividad sexual y robar).
  • Ausentismo escolar (inasistencia, que comienza antes de los 13 años). 
  • Consumo excesivo de alcohol y/o de drogas psicoactivas. 
  • Iniciar incendios de manera deliberada. 
  • Mentir para conseguir un favor o evitar tareas que tiene que hacer. 
  • Escaparse. 
  • Vandalismo o destrucción de la propiedad. 

Estos niños a menudo no hacen ningún esfuerzo por ocultar su comportamiento agresivo y pueden tener dificultad para hacer amigos verdaderos.

Pronóstico

 El pronóstico para niños y adolescentes con este tipo de trastorno depende siempre de la edad en que se comience un tratamiento tanto para el niño como para la familia.
Es imprescindible el apoyo, colaboración y cambio de hábitos de la familia (madre, padre, abuelos, tutores) que lograr cambios significativos.
En casos de maltrato y abuso, se debe dar intervención a las autoridades para que decidan cuál será el destino familiar del menor.
El tratamiento debe hacerse en lo posible cuando comienzan los síntomas para que éstos no se fijen y empeoren. Con padres poco comprometidos, el pronóstico empeora con el paso del tiempo. Son menores cuyo futuro es poco optimista.

El tratamiento con medicamentos o la psicoterapia se pueden utilizar para la depresión y el trastorno de déficit de atención. Los niños que reciben diagnóstico y tratamiento de manera temprana por lo general superan los problemas de comportamiento con el tiempo. Los niños que presentan síntomas graves o frecuentes y que no son capaces de completar el tratamiento tienden a tener el pronóstico menos alentador. Los niños con trastorno de conducta pueden llegar a desarrollar trastornos de personalidad como adultos, en particular el trastorno de personalidad antisocial, sus comportamientos empeoran, estos individuos también pueden desarrollar problemas a nivel legal o de drogas. La depresión y el trastorno bipolar se pueden desarrollar en los años de la adolescencia y a comienzos de la adultez. El suicidio y la violencia hacia los demás también son posibles complicaciones de este trastorno.

Consulte con el médico si su hijo: 

  • Continuamente se involucra en problemas. 
  • Tiene altibajos en el estado anímico. 
  • Está intimidando a los demás o es cruel con los animales. 
  • Está siendo víctima. 
  • Parece estar demasiado agresivo.